Afortunadamente, gracias a la visibilización y normalización de la salud mental, hoy en día tu vecino no te mirará como si estuvieses loco si le dices que vas a la psicólogo. A pesar de ello, todavía existe el estigma del psicólogo y del profesional de la salud mental. Para todos aquellos que aun no “creen” en los psicólogos (hay quien nos debe ver como si fuésemos de una secta o religión) y para aquellos que confían en los profesionales que nos dedicamos a esto, en las siguientes líneas hablaremos sobre lo que es ir al psicólogo, en que fijarte para elegir un buen psicólogo y sobre aquellos mitos y creencias que despierta el espacio terapéutico.
Lo primero de todo, ir al psicólogo no es cuestión de fe, se trata de una ciencia.
Como en todas las relaciones humanas, a la hora de elegir un psicólogo es muy importante que te sientas cómodo/a con esa persona. Si conoces algo sobre los distintos marcos teóricos de la psicología puede que te inclines hacia un tipo de terapia (hablaremos de esto más adelante en el blog). Pero si hay algo realmente importante es que te asegures de que esa persona es una profesional de la salud mental.

Los profesionales que nos dedicamos a esto nos estamos viendo invadidos por personas que aseguran que con algún curso de coaching pueden ayudarte y acompañarte con todo tipo de problemática. Ante el sufrimiento y la desesperación de muchas personas hay quien aparece ofreciendo “varitas mágicas” y soluciones rápidas. Pero quien realmente conoce este mundo sabe de sobra que las soluciones mágicas no existen.
La psicoterapia no es eso, no son consejos prefabricados, ni consejos que te podría dar tu mejor amigo, como más de uno suele afirmar. Es un proceso psicoterapéutico en el que el psicólogo trata de ayudar a elaborar y a resolver problemáticas de la vida diaria y en la relación con los demás, mediante la comprensión de los propios sentimientos, emociones y pensamientos. Tratamos de crear un espacio personal en el que poder hablar y pensar sobre lo que te preocupa y juntos/as poder encontrar el camino.
Para finalizar, vamos a desmontar un par de mitos sobre el espacio terapéutico:
“No necesito ir al psicólogo, ya tengo a mi amigo/a para que me de consejos y me escuche”
Bien, estamos de acuerdo en que tener un amigo con quien poder contar puede ser un factor protector frente a las adversidades, pero esto no se puede confundir con la relación terapéutica. En el espacio terapéutico, el psicólogo no dará consejos y la escucha será distinta, una escucha sin juicio.
“Solo con contarle mis problemas al psicólogo, mis problemas se solucionarán”
Es cierto, que el hecho de contar lo que nos ocurre y sentirnos escuchados puede ser de gran ayuda y, en ocasiones, puede aliviarnos. Eso no quiere decir que solo por hablar de lo que nos pasa los problemas se vayan a solucionar de forma mágica. En el espacio terapéutico, además del psicólogo, el paciente también debe tomar un papel activo y trabajar en los objetivos planteados.
Como podéis ver, es un tema del que podríamos seguir hablando durante mucho tiempo. ¡No os preocupéis! Seguiremos profundizando en posteriores blogs.
Puedes leer aquí nuestra primera entrada: https://www.umarepsicologia.com/comenzar/