Hoy venimos a hablaros sobre los episodios que todos los niños en menor o mayor medida sufren a partir de una edad. Hablamos de las pesadillas y los terrores nocturnos. A pesar de ser un tema profundo y teniendo en cuenta que cada caso es particular venimos a daros algunas claves para diferenciar estos episodios y como actuar cuando se dan.
Las pesadillas y terrores nocturnos pueden ser episodios completamente normales y pasajeros en la vida de un niño
Los TERRORES NOCTURNOS son aquellos episodios que ocurren típicamente durante el primer tercio de la noche, durante los estadios 3 y 4 del sueño. Suelen tener una duración de uno a diez minutos. El niño parece aterrorizado, agitado, confuso y con descarga autonómica. Cuando el niño se despierta suele haber amnesia del episodio, no suele recordar nada. Normalmente, aparecen entre los 3 y los 6 años, aunque pueden verse a lo largo de toda la infancia de forma aislada.
Por otro lado, las PESADILLAS generalmente son normales en niños y adolescentes, si bien cuando producen repetidos despertares con importante repercusión en el sueño. Ocurren durante el sueño REM, fundamentalmente en la segunda mitad de la noche. Son frecuentes en edades preescolares y disminuyen en frecuencia a lo largo del desarrollo hacia la vida adulta.
Generalmente, aunque ya hemos mencionado que cada caso es particular y no hay una misma causa para todos los niños que sufren pesadillas, suele ser en periodos de ansiedad y tras vivencias que han podido tener repercusión en el menor cuando más se dan estos episodios.
Es importante que ante episodios de PESADILLAS
- Cuando el niño se despierte llorando o angustiado, los padres puedan acercarse a calmar
- Acompañarle y recordarle que estamos a su lado y que no está ocurriendo eso que imagina en sus sueños
- Ayudarle a diferenciar la realidad del sueño
- Facilitarle algo que pueda tranquilizarle (puede ser un muñeco, una luz pequeña)
- Quedarnos hasta que se haya tranquilizado o se haya quedado dormido
Cuando hay TERRORES NOCTURNOS…
- Es muy posible que como padres podamos asustarnos por los movimientos corporales y la agitación del niño. En estos momentos es importante que nosotros mantengamos la calma
- No hay porqué despertar al niño, es importante asegurarse de que no se haga daño con los movimientos que no puede controlar.
Eso complejo saber cuál es el motivo que subyace a estos episodios recurrentes en los niños. Por lo que animamos a consultar con un especialista hay preocupación por parte de la familia.