
Cualquier momento es bueno para poner en marcha algo que nos ilusiona, comenzar con algo que nos motiva o que nos facilitará la vida. Sin embargo, tendemos a dejarlo para más adelante. Lo llamamos de muchas maneras; luego, mañana, la semana que viene, el mes que viene… y a veces, Enero.
Quizás de un modo inconsciente, lo dejamos de lado porque no vemos las señales suficientemente claras, señales que nos indiquen que seremos capaces de conseguir aquello que nos hemos propuesto. Esa mezcla de inseguridad y miedo a fracasar se convierte en un lastre con el que nos autosaboteamos una y otra vez sin saberlo.
Sin duda, el mes de enero es el mes de estos comienzos. Un mes cargado de nuevos propósitos, de nuevas ilusiones y de aires de energía renovada que nos impulsa a dar ese primer paso. Este año, no podemos pasar por alto las circunstancias tan excepcionales que hemos atravesado cuyo final aunque más cercano, aún es incierto. Todo ello hace que este enero de 2021 sea algo más singular y diferente.

Está claro que 2020 ha supuesto un golpe cuyas consecuencias se han colado en prácticamente cualquier aspecto de nuestra vida social, familiar e íntima. Ha influido en la manera en la que nos relacionamos con nuestros seres queridos y ha puesto todas nuestras emociones a flor de piel, convirtiendo nuestra experiencia en algo extraño e intenso, haciéndonos sentir tremendamente abrumados y sobrepasados.
Vivimos una época cambiante e incierta, repleta de situaciones que nos ponen a prueba. Nuestra vida cambió drásticamente de la noche a la mañana y nos puso frente a monstruos y fantasmas (algunos conocidos) de los que no podíamos escapar. De la misma manera, han aparecido nuevas situaciones a las que hemos tenido que adaptarnos que sin duda nos han afectado a muchos niveles. De ahí que este año, ese nuevo comienzo que mencionamos al principio, cobre un nuevo sentido.
Han aparecido nuevas situaciones a las que hemos tenido que adaptarnos que sin duda nos han afectado a muchos niveles.

El proceso terapéutico es complejo, al igual que la vida puede serlo, llena de situaciones, personas y momentos que se encuentran en diferentes etapas y circunstancias que influyen en quienes somos. Todo ello además, se enmarca en un contexto que muchas veces no escogemos, viene dado y, sin embargo, debemos aprender a manejar.
Este contexto cambiante se asemejaría al mar, unas veces tranquilo, otras impredecible y cambiante… Una vez comenzamos a navegar, únicamente contamos con nuestro barco para hacer frente a estas condiciones y llegar a buen puerto. La travesía será más o menos llevadera, dependiendo no solamente del mar, sino de la embarcación con la que contemos.
Una vez comenzamos a navegar, únicamente contamos con nuestro barco para hacer frente a estas condiciones y llegar a buen puerto.
En esta metáfora, el faro sería el papel que juega el proceso terapéutico, alumbrando y guiando ese camino. Un recurso al que podemos acudir en busca de guía, que nos servirá para conocernos y adquirir los aprendizajes y recursos necesarios que nos ayuden en nuestra travesía por la vida.
Así nace Umare, un proyecto ilusionante que reúne nuestras trayectorias, experiencias y recorridos por separado en el ámbito de la salud mental para crear un pequeño espacio que busca ofrecer esa guía, ese faro. Sabemos que la situación es incierta y cambiante, pero si algo hemos puesto en práctica estos últimos tiempos, ha sido nuestra capacidad de adaptarnos y de seguir adelante, convenciéndonos de que el momento, ES AHORA.
Bienvenidx a Umare
Visítanos: https://www.umarepsicologia.com/
